
"El camino"
Recorriendo el camino, perdí el equilibrio, soñé con mil sueños lastimados, caminé temblorosa pero seguí caminando, jugué al desafío de un tango hasta sentir que mi alma se iba del cuerpo, hasta lastimar mis rodillas con tal de vencer ese precipicio y seguí caminando hasta que desvanecida caí literalmente en el piso, siendo invisible para todos los que por mi lado pasaban. Pero de eso se trata la vida, y no era más que otra enseñanza, caer para entender que podemos levantarnos aún con más fuerza y que era necesario caerse, lastimarse, detenerse, perdonarse y emprender nuevamente el camino.
A mi lado hoy se encuentran los seres mágicos, los seres que pueden ver más allá de sus hombros, los que luchan con el corazón limpio, con el alma agradecida. Los que tienden la mano incondicionalmente, los que regalan fortaleza, los que brindan por progresos ajenos, los que pueden sostenerte el corazón mientras sentís que de no amar, puede caer de tu pecho. Los que regalan días de vida.
A mi lado vuelas bella mariposa, me buscas, te posas en mí para enseñarme a desplegar mis alas, me recorres los sueños, me regalas momentos, atraviesas cristales, interrumpes mis turbios pensamientos con tus melodías, tus caricias son plumas que llegan a mis manos, son cómo esos abrazos de los cuales debería estar hecha la vida. En esta ciudad en donde vine a ser feliz, feliz como lo fue tu sonrisa cuando te mencioné que vendría a vivir aquí.
Y aún camino con algunos miedos, pero cerré los ojos y encontré el reflejo. Intenté huir, pero cuando los abrí vi el alma, vi el mar inmenso que atrapa, vi la nobleza de las almas que pueden sentir lo que digo, vi el abrazo escondido debajo de mis temores, vi la dulzura que me convierte en silencio, mientras por dentro la sangre circula por todo mi cuerpo, golpeando como las olas del mar.
Y no importa como siguen los caminos, importa la huella, la impronta, importa que aún siendo diferentes, entre tantos, en alguna parte, en un bello momento, podríamos “encontrarnos”.
Plena y en paz, desde el alma.
Yanina Ulloa Faget
